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Yunjae en joseon - Cap. 8



Estabamos Juntos



-¡Oppa! ¿Quieres dormir aquí? –me dice una giseng invitándome con su sonrisa a la habitación. He tomado un poco de agua fermentada e incluso no la sentí agradable. Hoy no me provoca estar con nadie ya todas han pasado por mis manos y no las encuentro atractivas. Rechace con delicadeza a la mujer y salgo para irme a descansar. De camino a mi casa vi a Dae Na cargando con el cuerpo de Yunho sobre sus delicados hombros y me apresuro a acercarme

-déjame ayudarte –le dije pasando los brazos de su hermano sobre mis hombros para apoyarlo. Él estaba completamente ebrio y dormido

-sólo porque estoy muy cansada, aceptaré tu ayuda –ella me respondió. Tenía claro la razón de su odio hacia mí.


Llegamos a su casa y algunos primos me reciben a Yunho, su madre también sale a recibirlo y cubría su rostro al verlo en ese estado tan lamentable

-Yoochun-ah –me habla –muchas gracias por traerlo –su sonrisa era triste… ella no me odiaba pero entendía que su corazón se arrugaba de ver a su hijo perderse en ese vicio casi todos los días.

Me estoy sintiendo culpable. He sido yo quien ha dicho a todos que Yunho amaba a otro hombre. Yo quería que él sufriera y lo está haciendo pero jamás imaginé que me dolería verlo así. Luego de ese día no he hablado con él, quizás si me gritara o me golpeara me sentiría bien pero debido a sus constantes borracheras, ni siquiera hemos podido hablar. Siempre está dormido o tratando de caminar bien para llegar a su casa.

La conciencia me reprendía y hasta que no pidiera una disculpa, creo que no me sentiría bien. Debo regresar a mi vida libertina de antes, incluso eso se ha acabado para mí. 

-¡Yunho! –ya le había analizado y todas las tardes se iba a la misma casa de giseng a pedir agua fermentada para beber hasta perder la conciencia. Era mi oportunidad de hablar con él antes de que no estuviese borracho -¡espérame! –mi primo me ignora y sigue caminando 

-¡lárgate! 

-por favor hablemos 

-¿tú y yo? ¿De qué? –aprovecho que él se detuvo y me coloco en su frente 

-hice mal. Lo siento

-¡está bien! Déjame seguir mi camino 

-Yunho… me disculpo de verdad

-desde jóvenes he aceptado cada una de tus bromas y nunca te dije nada. ¿Me odiabas tanto para hacer que mi vida se derrumbara? –Eso era lo que quería, que él explotara toda su rabia conmigo –nunca te has enamorado Yoochun… no sabes lo que es –sus brazos apretaban mis hombros –Jaejoong era todo para mí… -incluso sus ojos se aguaron 

-te ayudaré a buscarlo 

-¡¿crees que no lo hice?! –Me grita –él no quiere que lo encuentre… ¡vete Yoochun! verte me hace recordar porque ya no quiero vivir 

-yo... -su brazo me aparta fuerte de su camino haciéndome caer al suelo y dándole ventaja para que avanzara en sus pasos. 



Le seguí hasta que se sentó sobre un cojín en la casa de las giseng que él frecuentaba

-¡¿Qué haces aquí?! -me reclamo en cuanto me senté frente a él. Una mujer le trae al parecer la misma bebida de siempre y nos deja a solas 

-Yunho ya debes parar...

-¿Tanto te interesó Jessica para que me odiaras? -no supe que responder, ahora que pensaba bien las cosas, mis razones eran muy estúpidas para vivir odiando a mi primo

-vete Yoochun -me levanté y me fui a casa a pensar cómo resolver las cosas para que fuesen como antes



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Un nuevo día ha llegado. Iba a salir de casa cuando veo una giseng 

-¡Oppa! Déjame vivir contigo 

-¿Que dijiste? -ella estaba con varias bolsas de tela en su manos 

-yo te amo a ti

-¡Estás loca! -ella se me lanza a abrazarme y le separo se mí. Sin notar en qué momento unos hombres aparecieron preguntando por mí y me llevaron como si fuese un ladrón 



Por mucho que protesté no me soltaron y terminé en la casa del ministro de salud

-así que ¡eres tú! -me dice el anciano

-¡¿Que he hecho para que me trates así?! -me movía para zafarme del amarre de los hombres pero no pude

-¿No lo sabes? Le enredaste la cabeza a Min... Ella ya no me quiere -Ahhh!!! Justo era la mujer de esta mañana -ella estaba prohibida para cualquiera. ¡Es mi concubina! La has tocado y eso no te lo perdonaré

-¡ella no me interesa!

-¡No te creo!, esclavos -él le habla a sus servidores -retenerlo aquí mientras solicito su mano por tocar lo prohibido -¡¿Qué?! Quiere cortar mi mano ese anciano. Pesé a mis buenas habilidades en artes marciales, los hombres me colocan a oler un liquido que me debilitó y no pude pelear. 

Desperté tiempo después y miré inmediatamente mis manos. Estaban sanas, no me habían hecho nada y sonreí de alivio. Miré a mí alrededor y me hallaba en casa, en mi habitación. Me levanté para preguntar qué había pasado y escucho la voz de mi madre 

-Yunho... todo ha sido gracias a ti -él estaba sobrio e incluso lucia como si no tuviese ningún dolor -oh!!... Chun -me llama mi madre notando mi presencia y ambos me miran 

-¿Yunho… me salvó? -pregunté concluyendo de lo poco que escuché

-si no fuera por él -mi madre se lamenta -es una bendición que ese ministro apreciara a Yunho y le escuchara 

-me voy -pronuncia mi primo y le sigo 

-¡Me salvaste! -le digo ubicándome frente a él

-voy a retomar mi vida -me dice -Victoria... está dispuesta a casarse conmigo. Volveré a ser ministro de comercio 

-pero... -iba a mencionar el nombre de Jaejoong y me pidió que me callara anticipándose a eso

-ya que sabes esto por favor no interfieras más en mi vida

-¿Cuando te casarás? 

-en dos semanas -es muy poco tiempo... Debo actuar lo más rápido posible. Le dejé y me fui en busca de Dae Na



-Hola... ¿Podemos hablar? -mi prima hacia sus compras y se detiene para escucharme 

-Yunho me dijo que se casará... de nuevo 

-¡eso no te debe importar! -entiendo su molestia 

-tu odias a Victoria ¿No es así?

-solo Jaejoong hacia feliz a mi hermano. Esa mujer no será bienvenida en la familia. No después de lo que le hizo a Yunho la primea vez. A nadie le agrada 

-Omoní... Ella ¿Qué piensa? 

-no me lo ha dicho… pero todos sabemos que ese matrimonio no resultará

-¿Quieren… que Jaejoong regrese? -ella se sorprende con mi pregunta y su silencio no me ayudaba entender nada -¿Podrías retrasar esa unión? Yo... Prometo traer a Jaejoong

-mi hermano fue en busca de él... no será fácil 

-¡yo lo encontraré! -ella confió en mis palabras y me dio la información con la que podía empezar. Al menos de donde era Jaejoong 



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-Hola -llegué a la casa donde vivía Jaejoong y una mujer mayor me recibe 

-caballero ¿Que necesita? 

-las personas que antes vivían aquí... ¿Conoce algo de ellos? 

-no. La señora comentó que debía irse con urgencia pero no mencionó a donde 

-gracias -ahora... ¿a quién podré preguntar?... esto será muy complicado, pensé que era más sencillo

-disculpe… -una chica joven se me acerca pensando que era de la casa en cuanto salía 

-Jaena-shi... ¿Cómo están? -no entendí su pregunta pero escuchar el mismo nombre que usó Jaejoong me sorprendió

-usted... ¿Los conocía? 

-me he enterado muy tarde de la muerte de Jaena-shi... Yo era una de sus mejores amigas. En cuanto supe vine a visitar... Lo siento

-¿Muerte de Jaena-shi? -las palabras de esta mujer me confunden aun más. La tomo de la mano y la llevo hasta una calle menos ruidosa 

-ellos ya no viven ahí pero yo necesito encontrarlos... Dime lo que sepas 

-¡¿Qué?! ¿Quién es usted? 

-¡Por favor! No me hagas perder tiempo… ¿Quién es Jaena-shi?

-ella era la hermana de Jaejoong... ella murió -ahora todo se aclaraba. Jaena iba a ser la esposa de Yunho pero murió y enviaron a Jaejoong en su lugar

-ya entiendo –dije en voz alta

-pero ¡Yo no! Ellos... ¿Donde están? -me pregunta la joven 

-se mudaron sin decir a donde. Lo siento... Debo irme y tú regresa que ya nada se puede hacer –la dejé sola. Caminé en dirección a un lugar al que pensé donde podría encontrarlo. 

El cartel decía "voluntarios de guerra" y entré allí. Solo había un hombre sobre un cojín y una mesa pequeña escribiendo los nombres en letra elegante

-disculpe... ¿Podría enlistarme? 

-¡Claro que sí! ¿Cómo te llamas? 

-Kim Jae Joong

-Ehhh?!! Recuerdo mucho alguien con ese nombre -sonreí, él había ido a la guerra. Salí corriendo del lugar y me dirigí al campo de concentración de los voluntarios. Tardaría al menos una semana ese viaje y debía apresurarme.



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He llegado a un campo de concentración. Los voluntarios nuevos no estarían heridos así que de ésta manera podría buscar más fácil a Jaejoong. Debo encontrarlo, siento que estoy cerca de él. Me preocupa el matrimonio pero confío en que Dae Na me ayudará a retrasarlo. 

Por fin encontré la oportunidad perfecta de buscarlo. Hubo una reunión del líder de los nuevos y todos ellos estaban organizados en fila. Me ubiqué entre los voluntarios y miraba con atención a cada uno de ellos y no veía a Jaejoong. Me desesperaba y miré de nuevo, suspiré y me encontraba perdido. Ellos eran mi única esperanza 

-Odio este grupo -escuché hablar a uno

-¿hubieses querido ir a Mar de Japón?

-disculpe... ¿Hay otro grupo? 

-si -me contesta uno de ellos 

-¿Dónde puedo encontrarlos? 

-hacia el otro lado

-¡Gracias! -me explicaron bien hacia donde debía ir y en mi caballo tardé una semana más para llegar a la concentración. Jaejoong tiene que estar aquí. Confío en que así será.



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Luego de todo este tiempo cabalgando me empezaba a sentir cansado. Finalmente vi unas personas reunidas a lo lejos y me ilusioné por encontrar a Jaejoong entre esa multitud, comencé a mirar a los voluntarios sanos y aun no lo veía. Me calmé e inicié de nuevo la búsqueda... ¡Es él!... Si!!! ¡Lo encontré! Le vi adentrarse en el bosque y otro chico le sigue. El verlo me hacía sentir tranquilo. Respiré un poco y un tercer hombre se les une. Caminé en dirección a ellos y encuentro a Jaejoong siendo tumbado al suelo por un golpe

-¡Suéltalo! -los tres hombres me miraron 

-¡Tu! -agrega Jaejoong sorprendido de verme allí 

-¡He dicho que lo sueltes! -me le acerco aun más

-¿Quien te crees que eres? -me contesta quien le golpeó

-no quiero problemas, solo vine por él -señale a Jaejoong y lo separo del otro ubicándolo detrás de mi 

-¡Hya!!! ¡Idiota! -le enojé y quiso llevar su puño a mi rostro, algo que odio y le doblé su mano con una rapidez que le dejé arrodillado pero le suelto para no hacerle más daño

-Jaejoong ¡Nos vamos! -le dije tomándolo por la mano 

-¡No! ¡Espera!... ¡Junsu! -ignoré lo que gritaba y le llevo hasta donde había dejado el caballo. Fue aquí cuando solté su mano 

-¡Sube al caballo! –le ordené

-¡No iré! -le miré sin entender nada -¡No iré sin Junsu! 

-¿Quién es ese?

-es mi amigo. Debo sacarlo de aquí, así que si yo voy él también -me le acerco mirando su rostro de cerca 

-no me interesa quien es ese y no irá con nosotros porque solo pienso llevarte a ti. Fin de la discusión 

-¡Junsu también ira! -me gritó

-no hay tiempo que perder. Debemos irnos ya!!!

-nos iremos esta noche. Solo así Junsu podrá escapar -le vi muy decidido a no ir si no llevaba a su amigo y no me quedo otra alternativa que acceder a su condición. 



La noche llegó y esperé a Jaejoong quien fue en busca de su tal Junsu. Pasaron muchos minutos y finalmente llegaron los dos. Comenzamos a caminar mientras el único caballo que tenía cargaba con las pocas cosas que sumábamos los tres

-¡Caminen rápido! -les dije, estaba enojado porque por culpa de ese Junsu no podíamos usar el caballo. Él animal no podría con los tres y solo hasta la primera Villa era que podíamos pensar en un segundo caballo

-eh... ¡Gracias! -escuché la voz delgada de Junsu

Caminamos toda la noche y aun así no se avanzó lo suficiente. Nos faltaban al menos cuatro días más para aproximarnos a un pueblo. Descansamos en la mañana y en la tarde retomamos la caminata. Casi no hablábamos... Aunque Junsu y Jaejoong si eran muy cercanos 

-creo que allá hay un río. Espérenme aquí, iré a explorar -los dos asienten con su cabeza y me retiro caminando hacia donde escuchaba el agua caer. No era muy lejos y para nuestra fortuna encuentro un riachuelo, mojé mi rostro y algo de mi cabello. Me hacía falta el agua. Me regresó para traer a los otros y me sorprendo de verlos rodeado por tres hombres y entre ellos 

-¡Seungri no! -gritó Jaejoong. Yo me acerco y ese que nombraron me mira riéndose de hipocresía y se baja del caballo 

-te dejé que llevaras a Jaejoong pero a Junsu ¡Jamás! ... Él es ¡Mío! -este hombre saca una pistola y me apunta sobre el pecho 

-¡No! -grita Junsu ubicándose frente a mí como un muro y dejando que apuntara a su pecho -está bien Seungri... yo me regresó pero no hagas una locura -El hombre en seguida baja el arma

-¡Yoochun por favor! -escuche la voz de Jaejoong y su mirada me decía todo. Me pedía que actuara. Suspiré y tomo a Junsu por la cintura para que se ubicara detrás de mí y golpeo a Seungri haciendo que la pistola cayera unos metros lejos sin que pudiera alcanzarla 

-él quiere venir con nosotros –le dije al sobre el suelo sobando su estomago -¿crees que tus hombres podrán conmigo? –lo levanto y le tumbo de nuevo, esta vez con mucha dificultad él se levantaría y giro mi atención a sus servidores.

Uno de ellos me quiso atacar y le di una patada que fue suficiente para declararse incapaz de seguir. Él otro hombre que sobraba fue muy cobarde y sólo huyo en su caballo.

-caballeros –les hablé a los heridos –voy a tomar su caballo, seguramente se les pasará su dolor y podrán regresar caminando –les sonreía de victoria y en un animal dejo que Jaejoong y Junsu suban pidiéndole que avancen. En el otro me subo yo y comienzo a cabalgar. Minutos después una bala redonda alcanza a rozar mi brazo izquierdo y sentí la piel quemarse. Grité muy fuerte del dolor pero no me detuve y obligue a los chicos a seguir hasta que estuviésemos más seguros.

Él dolor me venció y caí del caballo. Incluso sentí un leve mareo y veo a Jaejoong y Junsu sobre mí, preguntándome si estaba bien

-¡rápido! Llevémoslo aquí –Jaejoong asiente y me acomoda sobre una frazada entregándole una pequeña valija al más pequeño 

-iré por el caballo –dice Jaejoong y solo puedo ver el rostro de Junsu

-yo… dolerá pero… te recuperaras pronto –su voz empezaba a tranquilizarme. Él movió un poco mi brazo y gritaba, parecía como si en sus gestos sintiera el mismo dolor que yo. Pude sentirlo algo nervioso. De su valija saca un pañuelo blanco y cubre su boca dejándome ver solo sus ojos… eran muy lindos por cierto. 

Él me explicaba lo que iba a hacer pero no entendía nada y solo me concentré en su tono de voz y en ver esos ojitos casi que aguados de repente. ¿Le dolía verme así?

-me regalas un poco de agua –le dice Junsu a Jaejoong quien había regresado –moja un poco esta parte

-ahhhh!!! –Nunca había ardido tanto una herida en mi piel 

-¡no más! –Ordena el menor –has aplicado alcohol 

-¡maldito Jaejoong! –ante ese enorme dolor solo pude maldecirlo, aunque no era mi intención hacerlo

-debería aplicar un poco más –me responde como venganza 

-¡cálmense! –él menor termina de limpiar la sangre en mi brazo y se retira su pañuelo blanco diciendo que la herida sanaría pronto. Intenté levantarme pero Junsu no me lo permitió 

-debemos regresar –traté de razonar y ninguno me hizo caso



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Hemos perdido un día entero con la discusión de que debía descansar para recuperarme. Ese chico tenía manos bendecidas porque mi brazo ya no dolía y la herida se estaba secando. Afortunadamente los caballos eran fuertes y aguantaron nuestros pesos para cabalgar muy rápido. En un día y medio ya nos hallamos en el primer pueblo.

Con el dinero que llevé pude comprar un caballo y cada uno tenía en que viajar mucho más cómodo. Aun nos quedaban semanas de andanza y ahora que no corríamos peligro descansábamos en las noches. Junsu y Jaejoong se encargaban de la cena mientras yo me beneficiaba falsamente de la razón de descansar por mi herida en el brazo. 

Desde días anteriores, mis ojos no dejan de seguir a Junsu… él sonreía y me quedaba embelesado. Incluso las veces en que me limpiaba la herida mi corazón comenzaba a latir mucho más rápido. Yo… no podía tener sentimientos por él… yo aceptaba que su rostro es muy lindo, que sus gestos inocentes le hacían ser tierno pero no podía pensar en nada más

-he traído esto para ti –me interrumpe Jaejoong de mis pensamientos. Me entrega un poco de comida y se sienta a mi lado –Yoochun… ¿Yunho te pidió que vinieras por mi? No entiendo porque estás haciendo esto 

-debo pedirte una disculpa… yo no debí… –no pude terminar la frase –Yunho… estaba muy mal… su vida no le importaba –Jaejoong deja caer su plato de comida 

-¿Qué tan mal? –me pregunto con la voz quebrada

-bebe todos los días

-ya no sigas –Jaejoong comenzó a llorar en silencio, pude ver sus lagrimas caer pero no le escuché sollozo alguno. Se excusó conmigo y se acostó sobre la frazada.

Se suponía que era hora de dormir pero no podía hacerlo. Muchas cosas preocupaban mi tranquilidad, el viaje estaba tomando mucho tiempo y quise decirle a Jaejoong que Yunho planea casarse de nuevo pero no puedo agrandar su dolor. Me senté sobre la frazada y noto que Junsu está igual de sentado que yo 

-¿no puedes dormir? –él me pregunta 

-no. ¿Y tú? 

-hace mucho frio y quiero que Jaejoong descanse –ellos compartían la frazada y la cobija pero esa noche él quiso dejarle todo a su amigo, realmente ellos se cuidaban

-puedes dormir aquí si quieres –me levanté y le ofrecí mi espacio. Él se acuesta y cubre su cuerpo con la tela gruesa

-¿quieres tocar mis manos? –me arrodillé para estar más cerca y entre mis manos atrapo las suyas

-¡están heladas! –me preocupé por él y las apretaba junto a las mías para que bajara ese frio 

-hay una forma más rápida de calmar el frio –me dice sonriendo de mi pobre esfuerzo por ayudarle –acuéstate a mi lado 

-¿ehh? –yo… de verdad podía estar a su lado… no creí que… sus manos me empujan hasta quedar acostado. Nos veíamos los rostros de lado y sus manos las coloca cerca de mi pecho cubriéndonos con la cobija 

-quédate quieto… nuestros cuerpos producirán calor – ¡ya lo sentía! Mi cuerpo hervía y él sonreía cerrando sus ojitos. Preparándose para dormir. Yo no me sentía tranquilo. El corazón se me quería salir y mis ojos esta vez pudieron deleitarse viendo sus labios. Sus ojos me eran lo más tierno de este mundo… pero su boca… quería tocarla, quería probarla… esto no es normal. Creo que estoy perdiendo la cordura. Me subí de nivel para no mirar más el rostro de Junsu y pegue su cabeza a mi pecho para dormirme así y disminuir mis deseos.


-¡¿ustedes durmieron juntos?! –cuestiona Jaejoong despertándonos a Junsu y mí, no reaccionaba ante la pregunta hasta que vi mi brazo sobre la cabeza del menor pegándolo a mi pecho y su brazo rodeando mi cintura y nuestras piernas cruzadas. En conclusión: estábamos… juntos.



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